El cardenal Norberto Rivera (derecha) recibe a una de las integrantes del SME que ayunan en el Zócalo, ayer en la Catedral MetropolitanaFoto Cristina Rodríguez
Gabriel León Zaragoza
Periódico La Jornada
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Lunes 24 de mayo de 2010, p. 18
Las nueve mujeres en huelga de hambre del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y el dirigente Martín Esparza fueron recibidos en audiencia privada por el cardenal Norberto Rivera Carrera, para solicitarle un espacio que les permita estar en mejores condiciones de seguridad debido a que en sus 29 días de permanencia en el Zócalo han sido objeto de agresiones –según aseguraron– por soldados que vigilan las oficinas presidenciales.
A su salida del encuentro de 15 minutos en la Catedral Metropolitana, previo a la tradicional misa dominical de mediodía, informaron que Rivera Carrera escuchó sus demandas y se comprometió a interceder en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde está pendiente de resolverse el juicio de amparo promovido por el SME contra el decreto de extinción de Luz y Fuerza del Centro y el despido injustificado de más de 40 mil trabajadores sindicalizados.
Integrantes del grupo de mujeres indicaron que también se comprometió a ir al campamento, en fecha por definir, para conocer el estado de salud del grupo de electricistas en huelga de hambre y las condiciones en las que desarrollan su movimiento.
Además ofreció celebrar una misa por las familias de electricistas y hacer mención del movimiento de lucha que mantienen desde el pasado octubre –fecha en que emitió el gobierno federal el decreto de extinción– en las celebraciones religiosas que están a su cargo.
Durante la liturgia de ayer, el cardenal Norberto Rivera no hizo ninguna mención del encuentro con integrantes del SME. Sobre la entrevista, la Arquidiócesis de México no emitió comentario alguno.
Por las graves condiciones de salud que ya presentan, en grupos de tres, las nueve trabajadoras tuvieron que ser trasladadas a la cita –solicitada el lunes pasado– en sillas de ruedas. Al término del encuentro salieron por su propio pie y se acomodaron en bancas de la nave central de catedral, donde permanecieron durante toda la ceremonia religiosa. Luego regresaron al Zócalo también en las sillas de ruedas.
Martín Esparza denunció que la madrugada de ayer el campamento volvió a ser agredido por personas que a bordo de un turibús y dos camionetas Suburban blancas estuvieron gritando consignas en contra de las compañeras que de manera muy digna participan en el movimiento.
Isabel de la Rosa, trabajadora en huelga de hambre, agregó que Rivera Carrera las recibió de una manera muy accesible y le explicaron las acciones que han emprendido y los ataques que han recibido.
Le pedimos seguridad y que intervenga ante esto, porque ya no sabemos a quién acudir, aparte de él. Hicimos también ese énfasis porque cada día nuestro estado es más crítico y vulnerable, y no es justo que se aprovechen de este estado físico para atacarnos.
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